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Puerto Cabezas

  Poeta y Diplomado en Derecho Indígena

Avelino Cox Molina
Lic Avelino Cox

  América Indígena
 
Paz y Amor
  Dulce Madre
  Quienes somos, cuales son nuestras Raíces y Cosmovisión

AMERICA INDIGENA

 

Dulce misteriosa y sacrificada América Latina
Tierra virgen apoteósica, donde una sola
Oriflama bastaba para cobijar a millones de almas
Donde la esperanza seguía firme, pero un día
Negro, un día tenebroso llego a cercenar todas
Las esperanzas del continente, y cuantos bizarros
Hijos se sacrificaron en aras de lo mas preciado,
Y lo menos alcanzado; ¡ La Libertad! Nuestro
Mundo ultrajado, violado en todas sus manifestaciones.

Un doce de Octubre de hoy, hace 500 años que
El omnisciente nunca hubiera permitido que llegara
Ese día ¡ Oh América Indígena! Numen sagrado orgullo
Del planeta donde la grácil princesa de nuestras
Civilizaciones vivia en grande, pero ese día llego
La convulsión, llego la oscura muerte; funesto 12 de
Octubre, donde el autóctono, celoso de su libertad,
Pierde todo, lo más hermoso preparado con polvo del
Arauco y piedras indoaméricanas y luego también
Abonado con sangre de esclavos africanos.

Hombres y mujeres de América, virgen mancillada,
¿Que pasó con nuestro amanecer? ¿Donde se fueron
Tanta cultura, tanta verdad, tanta luz? Y es que
Hubo tanta imposición y en tinieblas fueron
Ocultados y seguramente también hemos llegado
Con nuestra resistencia; donde lo apoteósico se
Convierte en acrópolis. Oh Mexicanos Heroicos, dignos
Caciques Centroamericanos orgullosas castas de
Los Incas Y Mapuches con vuestra sangre y voces
Nos heredaste valor y orgullo, hoy nos alumbras
Desde el infinito donde forman la bóveda celeste.

Oh Atahualpa emperador de los Incas, señor de los
Altos del Machu Pichu, sacro hijo de los Andes,
Oh, Moctezuma álgido señor de los mexicanos
Hermanos de los pies ligeros de la solitaria pampa
Argentina; hoy les hablo, que debemos partir con una
América sin fronteras, que el Azteca, el Maya, el
Taraumara sienta lo mismo que los hijos de los Andes,
Que los caribeños miskitos, sumus, ramas, negros, mestizos,
Sientan lo mismo que el quiché, el paya o el taino,
Juntos levantemos una sola bandera de redención, de
Compresión y fraternidad.

Hoy América tendrá que contar con otro amanecer,
Debemos romper la distancia de hace 500 años
De un albor negro que nos encadenara, a partir
De hoy nos toca que pensar como Diriangen, Hatuey, Adiac
Urraca, Lempira. Pensemos como el eslabón de la
Libertad de la perla de las Antillas; basta de yugo
Ideológico, basta de miseria, basta de planes desde el norte;
Que nazca en cada uno de nosotros una jerarquía propia
En el concierto universal.

Divididos y despedazados por 500 años; mañana nos toca
Que, iniciar el siguiente milenio, estableciendo
Nuestra propia comsovisión; las mismas corrientes de
Comprensión, levantando el estandarte autónomo y sin
Mancillar, porque ese eslabón eres tu, ese soy yo, juntos
Apaguemos el grito de Triana que aun resuena por todo el
Continente americano, porque no fue ¡Tierra! Sino
Que fue ¡Sangre, Fuego y Oro! trino maldito por todos los siglos.

Si hermanos, no podemos seguir con esta tempestad
Que solo el hálito de nuestra resistencia nos mantuvo
Por cinco largo siglos, pero tampoco fuimos transitorios
Sujetos al tiempo bajo las orlas del Dios Cronos, hombres
Y mujeres de América, queda para nosotros cantar
Himnos de triunfo, de sobrevivencia, cantemos nuestra
Propia marsellesa de autodeterminación, de libertad
Sin condición de unidad y 500 años…….¡Aquí estamos!

Avelino Cox Molina

PAZ Y AMOR

Igual que las hojas de los arboles
En otoño, pasan los días unos tras otros
Y en cada minuto, cada hora, cada día
Añoramos nuestros pueblos, porque miles
De los nuestros abandonaron sus tierras
Pero estamos siempre con esa esperanza de volver
.

Y a la paz nuestra tierra sea para
Siempre, porque amarnos la vida, que
La luz del nuevo amanecer alumbre
En nuestras vidas, que la paz reine en
Todos los corazones; que todos vuelvan a ser
Hermanos, en fraternidad como ayer.

Lloramos ahora, pero ya no es de congoja,
Y es por no llegar nuevamente en las horas de
Luto; que nuestros poros no enmudezcan de dolor;
Y nuestro grito se torne en clamor de paz y amor,
Y gritos de paz contra la guerra, contra esa
Guerra de destrucción odio, miseria y hambre
.

Ahora viviremos como en un jardín de flores,
Que la dulce luna escuche nuestros cantos,
Que nuestros corazones sean como poso límpido,
Porque no puede haber lagrimas, ni duelos,
Pues solo cabe gozo en todo nuestro ser,
Alegría que no tiene nombre.

Que nuestros antepasados descansen
Con ese silencio de paz y tranquilidad
Porque veremos pasar por el Río Wanky
Balsas, pipantes, con el canto diario de Tininiska
Con sus canciones de hermandad y fraternidad,
Con el velo sagrado de ese Río Coco.

Y ahora oigo el juramento de los ancianos
Postrados de rodilla, emocionados por la congoja
Prometen que ya jamas sus muertos estarán solos
Porque ya el largo periodo de éxodo del pueblo
Miskito llego a su fin, la nueva generación será
Como un eslabón entre espacio y tiempo.

Nota: En ocasión al retorno de las comunidades del Río Coco, 10 de Junio de 1985

Avelino Cox Molina

DULCE MADRE

¡ Bella mujer del Universo!
Bella y tierna, como hecha de rocío,
Sus delicada manos, laureada por
Amores castos y ancestrales,
Tan lejana y sometida con mansedumbre
Semejante a una esposa bíblica

Madre abnegada, toda la violencia
De la vida, la apagas con tu mansedumbre
Te cubre una resignación de siglos,
Y siempre como blanca paloma, una abulia
Enfermiza y es como fatiga y un
Abandono voluntaria ¡ eso eres madre !

Bella madre casta, tan dulce, tan silenciosa
Tan abnegada, y crecí viéndote así
Tu seno inseparable, bajo tu encanto lenitivo,
Tus caricias son dulces y como tus huellas
Sagrados, absorviendome e intoxicándome
Como un filtro delicioso.

¡ Madre ! Siempre me llenaste de esperanzas,
cuando era tierno y débil me acompañaste,
en mis sueños,…. Y como soñador supiste
comprenderme y en mis vigilias y tristezas
extrañas, llegabas radiante, cambiando
mis congojas en consuelo y alegría.

Madre ¡ dulce madre ! Siempre me llenaste
 Sos bálsamo en mi espíritu, y en mi consolación
Tu mirada tierna siempre fue mi brújula,
Y al estremecer de mi alma solo su pesencia
Abnegada me llenaba de valor.

Avelino Cox Molina
17 de Mayo de 1992


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